(Por Gina Landázuri Cantos)
Fría tarde nos tocó en Viña del Mar, pero ante una rica taza de café caliente, entablé muy interesante conversación con Jorge Gálvez, profesor de la Escuela de Educación Física de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Tiene 38 años de ejercicio laboral, 45 años ligado a la formación en educación medioambiental, guía de montaña y esquiador.
Nos cuenta que finalizando la década de los 90, las mallas universitarias reciben el influjo del Ministerio de Educación y a través de la creación de planes y programas, se integra al currículo escolar de todo Chile, un eje que inserta la Educación Medioambiental, a que se denominó ‘Eje curricular de las actividades motrices en contacto con la naturaleza’, el cual comprendía casi el 30% del currículo escolar, En esa etapa, él profesor Gálvez ya contaba con toda la experiencia para poder aplicar los lineamientos emanados del Ministerio.
Agrega que fue un agrado que esos contenidos pasaran a ser parte obligatoria en la formación educativa de los estudiantes de dicha carrera, preparando a jóvenes profesores para ser Educadores medioambientales, líderes en la difusión de la ética medioambiental del programa mundial “No Deje Rastro” (Leave No Trace, creados por la Escuela norteamericana National Outdoor Leadership School).
“Por lo tanto, mis previos cocimientos me ayudaron” comenta Jorge. “Así, en esos años ya se consolida en la carrera el eje de las ‘Actividades motrices en contacto con la naturaleza’, también asociado al trabajo comunitario junto a la naturaleza como algo necesario hasta el día de hoy. Este sello distintivo, a través de los docentes de las universidades tradicionales del Consejo de Rectores, empezó a tener presencia en el país y los profesores que ya teníamos esta formación empezamos a capacitar a varios más de todo el país, para aplicar las guías motrices en contacto con la naturaleza”, detalla el académico.
“Hay instituciones que ya hacían incursiones en montaña, en escalar y esquiar, pero era lo mínimo aceptable. Nuestra carrera ha tenido una gran preponderancia capacitando a profesores de Educación Física de todo Chile a través de programas apoyados desde el ministerio de educación, lo cual se mantuvo hasta 2017”, puntualiza.
Aparte de la formación pedagógica, también realizan otras acciones dirigidas a la comunidad. Cuéntenos un poco sobre esto.
-Se han dado muchas actividades contando con el apoyo del Ministerio del Deporte, como campamentos educativos-recreativos, por ejemplo, para niños de barrios y escuelas vulnerables, entre otros. Los empezamos a realizar entre los años 1997 y hasta 2007. En el ámbito de la responsabilidad social, estos proyectos se retoman en el 2012 con la Escuela de Ciegos de Viña del Mar, realizando talleres de estimulación motriz y de escalada para niños y niñas. Esto nos permitió realizar trabajos de titulación y esto hacer una investigación para perfeccionar las practicas motrices con personas ciegas, estas acciones resultan de gran ayuda para el desarrollo global de todo tipo de personas en situación de discapacidad, motivándolas a aprender nuevas habilidades. Con esto podemos concluir que el desarrollar actividades motrices hace que estas personas aumenten su autonomía y manejo corporal, su salud general, su autoestima y su autoconcepto físico. En este tipo de experiencias, hemos sido pioneros a pesar de la falta de instalaciones que ha habido y, sin embargo, han sido actividades exitosas.
¿Cómo han logrado financiar estos proyectos?
-Para este tipo de actividades hemos recurrido al apoyo de empresas privadas y también con aportes de la misma universidad, apoyándose en fondos concursables de Vinculación con el medio, Fondo Iniciativas Estudiantiles, Fondo Red de Docentes, entre otras, de manera tal que podamos acceder a tener recursos básicos que permitan iniciar las iniciativas. También existen voluntariados entre los jóvenes estudiantes y aportes de las empresas privadas, tales como R-Acciona y Ecostandard, con quienes hemos logrado una magnífica sinergia para lograr trabajos enmarcados en los objetivos de cuidado medioambiental.
A lo largo de estos años, hemos realizado múltiples actividades sociales, por ejemplo, con niños del Barrio La Matriz en el puerto de Valparaíso, con quienes realizado salidas a terreno para tener contacto con la naturaleza. En estas experiencias hemos sido apoyados por la Universidad y por empresas privadas como las que nombré, además de buscar fondos concursables para cumplir nuestros objetivos.
¿Cómo manejan el tema de la inclusión?
Este tema nos preocupa, porque la educación debe hacerse cargo de la verdadera inclusión. En nuestras experiencias, tenemos estudiantes que son “Personas en situación de discapacidad” (PSD), las cuales, cuando son adecuadamente tratadas, dejan de ser personas con problemas e incapacidades. En nuestras experiencias docentes, hemos tenido excelentes profesores en formación, que tienen hemiparesia con disminución de la fuerza motora o parálisis parcial que afecta un brazo y una pierna, sin que esto sea un impedimento para que avancen de la mejor manera en el cumplimiento exitoso de su currículo. También nos estamos apoyando para brindar el mejor apoyo en primer año a un alumno ciego, con lo cual los profesores han tenido que adaptarse para conocer cómo actuar con él y que los procesos de integración sean los adecuados.
En esta temática, también hemos hecho estudios para desarrollar actividades en la naturaleza con personas tetrapléjicas, construyendo una silla mono-rueda especial para trasladar a estas personas con esta discapacidad y que así puedan disfrutar de los ambientes naturales. Lo hemos logrado con apoyo de estudiantes que ayudan en el traslado. La primera versión no fue perfecta, pero agradecemos la liberación de patentes del modelo original de silla creada por Joel, un francés cuyo hijo está en situación de discapacidad motora; fue por esto que él invento la silla, conocida mundialmente como Joelette, que es a todo terreno, adaptada a las personas con movilidad reducida. Es un acto de solidaridad y consideración por el prójimo el que este inventor haya liberado la patente de la misma para poder copiarla en cualquier parte del mundo, por lo tanto, hemos tenido la libertad para continuar trabajando en el modelo y ya hemos ido perfeccionando el concepto de su construcción. En ese contexto, ya construimos la segunda versión, la que fabricamos con docentes y alumnos de la Facultad de Ingeniería Mecánica PUCV. Con ellos logramos incluir materiales más tecnológicos y alivianar los metales, bajar el centro de gravedad para aumentar la estabilidad y agregando un sistema de tracción, logrando que el usuario aporte mecánicamente para el desplazamiento. Este trabajo nos dejó muy motivados, lo que nos tiene pensando en un diseño para un tercer nivel, agregando un aparato electrónico para que sea más fácil su uso. Para esta etapa, pretendemos seguir contando con ayuda de fondos de investigación de la universidad.
¿En qué consiste la ayuda empresarial?
-Por ejemplo, con R-Acciona tenemos ayuda voluntaria en las actividades de trekking en las Eco-salidas a terreno con los niños, aportando a la reforestación en las instalaciones de la Fundación Interuniversitaria para la Sustentabilidad Territorial de Laguna verde, lo cual ha sido muy gratificante.
Hay mucho que hacer, mucho que entregar, mucho que aprender, el medio ambiente debe ser cuidado y amado. Por falta de acceso a la cultura, hay muchos niños y niñas que no pueden aprender a involucrarse físicamente con este, por eso queremos capacitar a niños down, asperger, ciegos y otros para ser instructores de actividades motrices, tales como, escalada, kayak, slackline y, de esta forma, aportar al logro de hacer de ellos personas felices.
Aún no hay empresas que quieran contratar a jóvenes en esta situación, por eso, estamos preparando la opción de dar certificación para que ello ocurra y se sientan respaldados y puedan decir que están preparados, entendiendo que, con un debido proceso de enseñanza, son personas que pueden desarrollarse normalmente y pueden llegar no solo a aprender a guiar en actividades físicas, sino también en áreas académicas.
Las personas que hacen actividad física y motriz en contacto con la naturaleza tienen la oportunidad de sallar muchas potencialidades, mejoran su salud general, su estado de condición física, mejoran su autoestima, todo esto repercute en una mejora en sus logros académicos y capacidad para relacionarse positivamente con sus pares. En este contacto con el medio ambiente al ser humano le aflora el instinto de autocuidado y de cuidar al prójimo. Nadie que esté en constante apego a la naturaleza tendrá malos instintos y pensamientos negativos; todo lo contrario, aprenderán incluso a desarrollar paciencia, reflexión, respeto al planeta y al ser humano.
Por eso es importante estar activos y lograr combinarlo con otras actividades. Los invito a ser voluntarios junto a nosotros, la Escuela de Educación Física.
Es demasiado importante relacionarse con el medio, en este sentido, queremos conectar al barrio viñamarino en el que funciona nuestra facultad para que usen a futuro nuestras instalaciones y de esa manera vincularse con el medio ambiente.